Cópula de Murciélagos de Cueva.

Ampliar imagen

Su ciclo vital

Los murciélagos europeos presentan un ciclo anual muy curioso y peculiar dentro de los mamíferos. A finales del verano machos y hembras se concentran en los mismos refugios, donde tendrá lugar el apareamiento. Sin embargo, la gestación no se iniciará hasta la primavera siguiente pues las hembras almacenan el esperma del macho sin que se haya producido la fecundación, o como en el caso del Murciélago de Cueva se produce una implantación diferida del embrión después del invierno. Con el invierno, la disponibilidad de alimento disminuye y los murciélagos tienen dos alternativas para sobrevivir: la hibernación o la migración. La mayoría de las especies opta por la primera alternativa, para lo que buscan lugares frescos que les permitan entrar en una fase de letargo profundo disminuyendo sus funciones vitales al mínimo ahorrando energía. Unas pocas especies deciden migrar a zonas menos frías, donde en cualquier caso también entran en hibernación, ya que las migraciones de los murciélagos son menos extensas que las de los pájaros y rara vez superan los 1500 km. Pasado el invierno las hembras inician la gestación y buscan refugios cálidos que estimulen el desarrollo del embrión y de la cría. Los partos tienen lugar a finales de primavera y constan de una sola cría (salvo en nóctulos y Murciélago común que pueden parir gemelos). Las crías se independizan a los dos o tres meses y no comenzarán a reproducirse hasta pasados varios años (de 2 a 5 en España y según la especie). Esta escasa capacidad reproductiva, que se agrava si tenemos en cuenta que no suelen criar todos los años, se compensa en parte por su gran longevidad ya que pueden vivir hasta 20 o 30 años (los murciélagos de herradura son los más longevos de Europa con más de 30 años). Los machos suelen permanecer separados de las hembras en refugios más frescos que les permiten ahorrar energía durante el día, incluso entrando en un estado de letargo diario conocido como torpor.